viernes, 17 de agosto de 2012


HISTORIAS Y REEMERGENCIAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

Ø     Últimas dos décadas ---  reemergencia de los pueblos indígenas en América Latina: proceso político en el que está en juego no sólo la supervivencia física de poblaciones, sino también su derecho a existir en tanto que pueblos indígenas.

Ø     Demandas --- no se restringen a "reparaciones simbólicas" sino que exigen además una urgente redistribución de riquezas y de los medios para producirla.

Ø     No obstante, el aspecto simbólico de la lucha indígena es importante, pues la reemergencia pone en cuestión es el imaginario colonialista aún vigente: abundan imágenes ideológicas sobre el indio como raza inferior, cultura primitiva, "obstáculo al desarrollo".

PUEBLOS INDÍGENAS: DEFINICIÓN Y ALCANCE

Ø     Los pueblos indígenas u originarios son aquellos que se ven y son vistos como los descendientes de las agrupaciones que "estaban antes" de los procesos de conquista, colonización y nacionalización que desencadenó la expansión mundial de las naciones europeas.

Ø     Indígena es toda persona que manifiesta descender de los pueblos y comunidades autóctonos que fueron vencidos y que hoy siguen sufriendo las consecuencias de esa derrota incesante. Ser indígena es tener algún tipo de conciencia de que la marginalidad y exclusión que los afecta deriva de su origen autóctono.

Ø     Pueblo indígena es una categoría político-cultural que remite a un conjunto de personas y grupos con capacidad de actuar y confrontar colectivamente sobre la base de intereses comunes, creencias y valores compartidos.

Ø     Por otra parte, pueblo indígena es una categoría jurídica de alcance mundial y aparece consagrada en documentos de la Organización Internacional del Trabajo y de las Naciones Unidas. Hay pueblos indígenas en todas las regiones del mundo donde exista la lucha por los derechos por parte de poblaciones descendientes de pueblos autóctonos conquistados. (América Latina, Canadá, Australia, etc.)

Ø     Actualmente existen más de 40 millones de personas en América Latina que se autorreconocen como indígenas. La proporción dentro de cada nación varía entre menos del uno por ciento, como en Brasil, hasta constituir la mayoría de la población, como en Bolivia y Guatemala.

Ø     También existe una amplia gama de realidades indígenas. Las maneras de ser indio -y de organizarse como tal- en América Latina se relacionan no sólo con la diversidad cultural previa a la conquista, sino también con las modalidades que esta asumió según los recursos en disputa y el tiempo en que tuvo lugar.







En los procesos y relaciones históricas que llevaron a la situación de subordinación de los pueblos indígenas pueden distinguirse cuatro etapas:

1) EL "ANTES" COMO MUNDO-OTRO

Ø     "Antes" de la conquista éste era un espacio-tiempo donde las comunidades llevaban adelante un desarrollo autocentrado. Se trataba de un mundo otro, y no el "otro mundo" o el "nuevo mundo" que "esperaba" a Europa y a los "blancos" para ser descubierto, completarse y adquirir sentido.

Ø     Abya Yala -término de los indios kuna utilizado hoy por el movimiento indígena para sustituir el de América- contenía, "antes" de su origen americano, formas de vida "otras", diferentes de la civilización europea, que se caracterizaban por su tendencia a la diferenciación de realidades culturales, a diferencia de lo que ocurriría a partir de la conquista.

Ø     A partir del “descubrimiento de América” comienza el "después": la conquista infinita, la resistencia y las rebeliones.

2) EN TORNO A 1492: "ESTADOS DE CONQUISTA"

Los "Estados de conquista" implantados en América tuvieron que asegurar un dominio que preservara poblaciones y territorios para hacer viable la continua extracción de riquezas -sobre todo metales- para su traslado a Europa. Se establecieron diferentes relaciones con el “indio”:

-        Civilizaciones incorporadas:
Las civilizaciones de Mesoamérica y los Andes constituyeron el centro sobre el cual el poder español se asentó y la base para emprender nuevas conquistas. Allí, la dominación se reguló a través de instituciones económicas, políticas y jurídicas como la encomienda (que comprometía al encomendero español a evangelizar a los indios a cambio de tributos), el trabajo obligatorio (la mita, el repartimiento, etc.) y el servicio personal (especie de servidumbre). Ellas se combinaban con formas de fijación territorial como las reducciones, pueblos de indios y haciendas, sistemas de disciplinamiento ideológico -misiones y doctrinas- y garantías de protección jurídica, como las Leyes de Indias.

En lo que luego sería, Brasil, los conquistadores inauguraron la doble empresa esclavista que caracterizó la colonia en el Brasil: por un lado, la caza y esclavización de indios mediante las bandeiras, las famosas expediciones de guerra que también buscaban oro, y por otro, la importación de esclavos negros desde África en navíos negreiros.

Los guaraníes que habitaban en las cuencas de los ríos Paraguay y Paraná fueron sometidos por los españoles a través de encomiendas, especialmente la llamada encomienda originaria por la que se otorgaba diez o más mujeres indias a un conquistador y luego, las misiones jesuíticas.

-        Indios de frontera:
Con las sociedades que permanecieron en los márgenes se establecieron otro tipo de vínculos interétnicos (guerras, comercio, alianzas políticas y movimientos demográficos). En esta situación se encontraban los llamados indios alzados, bravos o aucas. Entre ellos estaban los avá-guaraníes (chiriguanos) y los guaycurúes (genérico que incluía a tobas, abipones, mocovíes, pilagá, entre otros) que habitaban el Gran Chaco; los mapuches, pampas y tehuelches de la Pampa, la
Patagonia y la Araucania.

-        Indios “aislados”:
Muchos habitaban en las selvas amazónicas y de Yucatán, en los montes y sabanas interiores del continente. Tuvieron poco o ningún contacto directo con poblaciones coloniales, lo que no significaba un total desconocimiento de ellas. Más bien, puede decirse que su condición de refugio fue una respuesta a la situación colonial.

Las rebeliones y motines de los indios sojuzgados fueron constantes, y las guerras llegaron a ser endémicas en algunas zonas fronterizas. Entre las primeras, el Taqui Ongoy fue un movimiento milenarista que se expandió por las sierras del Perú en el siglo XVI buscando volver el mundo atrás.
Guerras importantes se libraron en los actuales Valles Calchaquíes de la Argentina durante
el siglo XVI y XVII. Más al sur, los españoles se encontraron con la vigorosa oposición
reche (hoy mapuche), que abrió el largo capítulo de la llamada Guerra de Arauco.


3) HACIA 1880: "ESTADOS EXPROPIADORES"

ü     Las nuevas repúblicas surgidas tras guerras de independencia y luchas civiles se sostuvieron en los ideales emancipadores europeos que combinaban liberalismo económico-político y nacionalismo. La creación de los Estados nacionales estuvo acompañada de un discurso de ciudadanía universal: la república es "para todos". "Todos", en rigor, eran aquellos sectores sociales, numéricamente ínfimos, que podían sentirse representados por un modelo de hombre individual y propietario.

ü     Cuando se estableció por ley que la propiedad de la tierra sólo podía demostrarse mediante títulos individuales las comunidades indias de las tierras altas perdieron ciertos derechos colectivos que aún conservaban sobre sus tierras.
ü     Sobre esta población indígena “desterritorializada”, los nuevos dueños legales de las tierras rearticularon su dominio sobre la base del peonazgo por deudas, el concertaje, el arriendo y otras formas de arreglos "personales y tradicionales" entre el patrón y el indio.

ü     Además, las nuevas naciones emprendieron la reconquista de las fronteras coloniales y la colonización de las supuestas "tierras vacías". Hacia fines del siglo XIX, se producen las llamadas Conquistas del Desierto (Pampa-Patagonia) y del Desierto Verde (Chaco argentino). Procesos similares ocurrieron en la Araucanía chilena y en las fronteras amazónicas de Perú, Ecuador, Colombia, Bolivia y Brasil.

ü     En todos estos casos, las dirigencias, asociadas a intereses empresariales nacionales y extranjeros, vieron en los indígenas un obstáculo que debía superarse para la construcción de sociedades y mercados nacionales "integrados al mundo" de la época.

ü     La conquista republicana nacional y la penetración de relaciones capitalistas no fueron aceptadas pasivamente por las poblaciones indígenas; quienes en varias ocasiones se rebelaron en la defensa de la tierra.

4) 1940 Y ALREDEDORES: "ESTADOS INDIGENISTAS"

El primer indigenismo fue una política de Estado tendiente a desarrollar acciones compensatorias hacia el sector indígena marginado durante el período de las repúblicas liberales. Su objetivo era la incorporación de los indios a la nación -la nacionalización del indio- recurriendo a la dosificación controlada de modelos de conducta civilizados.
Para esto se crearon organismos gubernamentales que fomentaban la entrada de los indios a la economía, sociedad, política y cultura nacionales interpelándolos como "campesinado". Los principales programas indigenistas se centraron en la reforma agraria, la educación, la cooperativización y la sindicalización, todas ellas vías de conexión con la burocracia estatal y los partidos nacional-populistas de la época. En los países donde se realizaron reformas agrarias entre los años treinta y setenta, los efectos sobre los indígenas variaron según la profundidad de los cambios. En México, el indigenismo estuvo muy ligado a la dislocación de estructuras latifundistas y al cambio en el régimen de tenencia de la tierra y de producción (ejidos y cooperativas). Algo semejante ocurrió con la revolución boliviana de 1952 y, en menor medida, en los procesos chileno y peruano.

Con el objetivo de integrar a los indígenas, la nación era concebida como una comunidad aún en formación, por lo que debían subrayarse todos los rasgos que unificaban, descartando los que podían generar divergencias. En este modelo de nación los gobiernos fomentaban una sola lengua -el castellano o portugués-, una sola religión -la católica-, la idea de un territorio indiviso -la patria- y la noción de una única "raza" -la blanca o al menos el ideal racista del "blanqueamiento".
Frente a los valores nacionales, las religiones indígenas se tornaron "supersticiones", sus lenguas, "segundas lenguas" o "dialectos", su "raza", cobriza, sus tierras y fuerza de trabajo de propietarios particulares.

MESTIZAJE Y NACIÓN

Mestizaje es una noción cuyo uso sugiere significados contrapuestos. Del lado "oficial" y del sentido común, el mestizaje es una ideología de fusión de las diferencias (biológicas
y culturales). Por eso, las naciones latinoamericanas edificaron sus ideologías nacionalistas elevando las ideas y valores de lo mestizo a símbolos de sus nacionalidades.
Sin embargo las formas históricas concretas del uso del mestizaje siguieron sosteniendo una jerarquización racial: en un extremo, la buena sangre de las elites (los "blancos" o "blanqueados") y en el otro, la sangre salvaje del indio. Los "indios-indios" serían los menos "mezclados", los más puramente no-mestizos y, por ello mismo, los que deben ser integrados, es decir, "acriollados", "ladinizados", "cholificados".


AHORA: REEMERGENCIAS

Hoy las noticias nos hablan de confederaciones y partidos indígenas, centros culturales y universidades indígenas, constituciones y leyes que los amparan y, con más insistencia, de la creciente movilización política de estos grupos en distintos lugares de América.

¿Qué ha cambiado en el pulso de las sociedades y los Estados latinoamericanos para que el proyecto de integración nacional, excluyente y homogeneizador, que "escondía" a los indios bajo la alfombra, haya sido sustituido por otro orientado hacia su visibilización dentro del "nosotros" de la nación?

Existe cierto acuerdo entre los analistas en que el fenómeno de la reemergencia indígena resulta de una combinación de cuatro factores: el proceso de democratización iniciado en los años ochenta; el impacto de los movimientos internacionales de derechos humanos y ecologistas; los efectos de la reforma del estado y del ajuste estructural de los noventa y las experiencias de lucha y formas organizacionales previas.

ü     Los "retornos democráticos" generaron un proceso de reorganización de la sociedad civil (legalización de libertades de asociación y derechos de voto) que posibilitó nuevas oportunidades para reconstruir la histórica demanda indígena. A esto contribuyó el aumento y complejización de una red de lazos con movimientos mundiales de defensa de derechos entre los que los indígenas habían encontrado apoyo para presionar a los Estados nacionales ya desde los años setenta.

ü     Las políticas neoliberales de los noventa (reforma del estado y ajuste estructural) aceleraron las condiciones de la reemergencia al provocar una creciente marginación de los indígenas como ciudadanos y un veloz deterioro de sus condiciones de reproducción material y cultural. Aumentaron los ritmos de concentración latifundista en manos privadas (nacionales y extranjeras), pasando por encima de las tierras indígenas (por lo general ya transformadas en minifundios o con títulos precarios) y generando la expulsión de grandes números de campesinos que van a las ciudades, al extranjero o quedan como población "sin tierra".

ü     En el contexto de la democracia neoliberal, muchos indios, hoy se reorganizan como "pueblos indígenas" aprovechando, sin duda, la experiencia política adquirida en la vida sindical y cooperativa de antaño. En estos casos, la reemergencia indígena supone la convergencia entre dicha experiencia histórica de lucha y la revitalización de una identidad indígena tras décadas de desindianización. Si antes se pasó de indio a campesino, ahora se pasa de una identidad campesina a la de pueblo indígena.

ü     El proceso organizativo de los indígenas de las tierras bajas no se activó en el marco del conflicto entre el latifundio y el Estado -"benefactor"o no- como en tierras altas, sino frente a la "amenaza de extinción" en la que el mismo Estado participaba (la palabra etnocidio surge en los setenta para describir esta situación). En estos casos hay que entender por reemergencia como la primera experiencia de conexión entre las sociedades indígenas y la acción política para revertir una situación límite que afectaba su misma existencia.

ü     Al no tener eco en los gobiernos nacionales ni en los sindicatos, las demandas de los indígenas de tierras bajas se canalizaron a través de comunidades de base de iglesias católicas o protestantes y en las nacientes ONG y adquirieron resonancia internacional con las denuncias de exterminio realizadas por biólogos, ecólogos, antropólogos, sociólogos, abogados, misioneros, trabajadores sociales, etc.

Así la voz indígena fue cobrando ímpetu de la mano de dos discursos justificadores: la defensa
de los derechos humanos y, desde fines de los ochenta, el discurso ambientalista, configurando así una estrategia política indígena de "acción global". Este proceso hizo eclosión en 1992 durante la Cumbre de Río, Eco 92 y los contrafestejos del Quinto Centenario del "Descubrimiento de América".

ü     En las estrategias de reivindicación del movimiento indígena podemos señalar un fuerte énfasis en planteos legales, posibilitados por las reformas constitucionales ocurridas en las últimas décadas en los países latinoamericanos, que reconocieron por primera vez a los indígenas como ciudadanos portadores de ciertos "derechos especiales" derivados de su situación de "preexistencia". Estos derechos colectivos aluden, en general, al respeto y protección a la autonomía cultural, de lo cual se derivan los derechos a la tierra y al territorio, al autogobierno y a la participación política, al desarrollo económico-social, a la identidad, a la educación bilingüe, etc. Al reconocimiento constitucional se le agrega un conjunto de leyes o estatutos indigenas en los niveles nacional y provincial y un paraguas legal internacional que ha contribuido de modo fundamental a la estrategia jurídica de los pueblos indígenas. Nos referimos al Convenio 169 de la OIT, refrendado por varios países latinoamericanos, entre ellos la Argentina, en el que se menciona explícitamente a los indígenas como "pueblos", suponiendo en ello sus derechos a la "autodeterminación".

ü     No obstante, los derechos indígenas se violan constantemente mediante maniobras administrativas y dilaciones políticas, muchas veces con la complicidad de los propios organismos de gobierno encargados de hacerlas respetar.

DEMANDAS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

ESTATUS JURÍDICO: ¿QUIÉNES Y CUÁNTOS SON (LEGALMENTE) LOS INDIOS?

ü     En este campo, la principal demanda del movimiento indígena es el derecho a la autodefinición, individual y grupal. Esto supone una negociación con las categorizaciones de los gobiernos que, aún hoy, recurren a supuestos rasgos "objetivos" para definir y medir el grado de indianidad, sin consultar a los propios interesados.

ü     La lucha por el reconocimiento legal del principio de autoidentificación -considerado un derecho humano- sólo se entiende en el contexto de fortalecimiento de la conciencia indígena que deja atrás el estigma que antes obligaba a esconder la indianidad.

TIERRA Y TERRITORIO

ü     Para los indios, la tierra (suelo y recursos naturales) no es sólo un medio u objeto de producción, también es el entramado simbólico de la identidad y la reproducción del grupo y su cultura. Por esta razón, en la gran mayoría de los casos, las organizaciones indígenas reclaman que las tierras sean devueltas a título comunitario.

ü     La supuesta improductividad de la economía aborigen tiene que ver con que ésta no se orienta a la obtención de una ganancia, sino que se inserta en ciclos de reciprocidad que distribuyen la riqueza socialmente producida. Por eso, el derecho a la tierra, junto con el de autonomía, involucra la posibilidad de diseñar estrategias productivas sustentables basadas en las propias tradiciones culturales (etnodesarrollo).

ü     Se busca el control de un espacio -un territorio ancestral- que abarca el reclamo de autonomía política. La mayoría de las organizaciones indígenas reclaman territorios autonómos dentro del Estado.

IDENTIDAD CULTURAL

ü     El derecho a identidad cultural supone una lucha por afirmarse y afirmar, contra los poderes vigentes, el valor positivo de las costumbres tradicionales y, en especial, las lenguas nativas, la espiritualidad y las visiones históricas indígenas. En el siglo XIX, cuando se le dio un sesgo antropológico al sentido de cultura, se pensaba que los indios "tenían" algo de cultura, pero no mucho.

ü     Hoy la antropología y las ciencias sociales piensan que la cultura es un proceso de creación y recreación de formas de vida. Los pueblos indígenas se muestran como hacedores de cultura y, más precisamente, de su identidad a partir de lo que consideran su cultura por lo que reclaman su derecho a mantenerla.

AUTOGOBIERNO Y PARTICIPACIÓN

Hoy no solamente se lucha por derechos políticos o por cuotas de representación en los partidos políticos y la administración públicas, sino que también se pugna por el derecho al autogobierno. El objetivo primordial es asegurar una participación ciudadana efectiva -no subsidiaria ni formal- que controle el proceso de decisión y la elección de representantes sobre asuntos de vital importancia para el pueblo: la economía, la salud, la vivienda, la cultura y la administración de justicia.
Sólo a partir de estas posibilidades reales de etnodesarrollo podrán combatirse la miseria que campea entre los pueblos originarios.


OBJETIVO ÚLTIMO DE LAS DEMANDAS INDÍGENAS: CREACIÓN DE ESTADOS MULTIÉTNICOS, PLURICULTURALES Y PLURINACIONALES

Un Estado multiétnico y pluricultural -y quizá un Estado plurinacional- será aquel que pueda reconocer en su interior y en un pie de igualdad grupos de orígenes diferentes que se siguen diferenciando entre ellos y de sí mismos.